Porque la sociedad en que vivimos necesita un cambio de extrema urgencia, donde el resurgimiento de las comunidades vuelva a ser un tema central en nuestra cultura. A través de la Mesa Redonda queremos devolverle al país la riqueza que significa tener comunidades sanas, entendiendo estas últimas como un organismo vivo compuesto por diferentes partes, donde cada una posee un rol único y fundamental, pero que solo son capaces de lograr su existencia, desarrollo y bienestar relacionándose y colaborando entre sí, enfocadas en un bien común; produciéndose un ecosistema de cooperación entre empresa y vecinos buscando con ello traer beneficios para todas las partes involucradas.

Las industrias en general, todavía tienen un largo camino por recorrer en el cambio de mentalidad que implica el reconocer la importancia de las relaciones durables en el largo plazo. El impacto ambiental y social de las empresas estará cada vez más regulado, no sólo por políticas públicas, sino también por los consumidores, y la comunidad tendrá el poder de defender cuáles son las empresas que generan una externalidad positiva y que son un aporte real para el desarrollo comunitario. La toma de conciencia de las repercusiones que tienen las industrias en el desarrollo de la vida se está dando cada vez más a nivel de núcleos familiares, lo que implica un cambio en los hábitos de consumo y una valorización de los productos certificados con los más altos estándares.

Hay que entender que la idea de desarrollo es totalmente variable según el contexto sobre el cual se origina, y la idea de generar más riqueza no es necesariamente lo que las comunidades quieren. Es necesario entender el contexto en el cual viven, las necesidades e inquietudes que nacen a partir de éste, y no las que personas que no conocen esta realidad entienden por necesidades y las asumen como generalizadas. El tiempo y la dedicación que el equipo a cargo ponga para generar lazos no serán suficientes sin el apoyo general de la empresa, la transversalidad de las políticas internas, el reclutamiento que se condiga con estos valores. Es necesario que exista fuerza económica y humana para generar estos cambios, ya que las relaciones se han tensado con la manera antigua de desarrollar empresas, y existen prejuicios que es necesario superar. Para ello los esfuerzos que se desarrollen en esta nueva modalidad de relacionamiento entre empresa y comunidades deben tener constancia en el tiempo y dedicación, en términos de los esfuerzos dedicados a las iniciativas que buscan generar valor para el desarrollo local.